El Diablo en 2 Ruedaas

Por ti todo, sin ti nada, Motero siempre.

5 mar 2013

Un Dia en las Carreras "Los Ojos de Panin"

Os dije que iría contando lo vivido en las carreras de Santander y aquí va la primera entrega. Todos o al menos yo cuando era niño queríamos ser campeones del mundo de Motociclismo, imitábamos a nuestros ídolos cuando los veíamos por la tele, soñábamos con su casco, su mono de cuero o sus botas. Corríamos por la carretera como si fuese un circuito, como si ese domingo de curvas fuese nuestro gran premio, a todas luces, un error.

Quizás, porque no tuvimos la suerte de tener Maestro, ni un padre que nos enseñase a rodar de la manera ideal. Yo quería ser Randy Mamola, el nunca fue campeón del mundo y sé que yo nunca ganare nada, somos iguales, somos igual de divertidos, igual de Payasetes. Sin embargo a día de hoy disfruto de la Moto plenamente cuando veo a chavales como Panin Solarana, el ama las motos, tiene a su padre que las mima y se las deja cuidar y aprendió desde pequeño a amar este nuestro mundo.

Su madre sufridora como toda madre y sus tíos postizos ósea nosotros, nuestro Team que le ayudamos y le queremos, intentamos marcarle la trazada correcta y el nos sorprende tomándola perfectamente y a veces dándonos lecciones como cuando ayer cogió el micro en ristre y recordó a los nuestros.




Este es el Motociclismo que me gusta, el de un chiquillo amante de las motos clásicas, fuera de las escuelas de grandes pilotos donde todos quieren ser Dany Pedrosa o Fernando Alonso donde a golpe de talonario el talento gana enteros, tiempo al tiempo......
Que quede claro que no me cisco en las muelas de nadie ni de esas escuelas, están bien pero prefiero la pureza, sin más. Los ojos de Panin en la Carrera estaban puestos en la siguiente curva, en el carenado de su Montesa Impala regalado por el maestro Nany Campuzano, en tantos días de niño oliendo a gasolina.

En el mar de estupidez que a veces es la vida quedan islas como Panin, momentos donde quieres volver a ser niño para no cometer los mismos errores y empezar de cero. Tenerle entre nosotros cuando fuimos a Pingüinos ya fue una satisfacción, y compartir carrera con él un lujo, es el hermano perfecto y quizá para algunos el hijo que nunca tuvimos. El Sábado durante un momento de frenesí y buen rollo en nuestro box, le mire de reojo y pude ver como secaba con un trapo las gotas de agua que la lluvia le había dejado en la llanta trasera de su moto, pequeños detalles que le hacen aun mas grande. Si volviese a ser niño miraría la vida desde LOS OJOS DE PANIN.

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